jueves, 18 de junio de 2015

A propósito del encuentro de dos mundos.

El escritor Francisco Herrera Luque en su obra "La Historia Fabulada" plantea en uno de sus cuentos una manera muy interesante de ver como los indígenas de América vieron la llegada de los españoles al territorio. Aquí les presentamos dicha historia.

El descubrimiento

Autor: La tarde del 30 de Agosto de 1498 el sol cae inclemente sobre las playas de Paria. Los indios Mapire Tortuoso Guacuco Sentado, balanceándose en sendos chinchorros de mariche, traseganun zumo de frutas fermentadas que tiene borracha a la mitad de la tribu. 

Mapire tortuoso: (Chasqueando la lengua) Aaach, sabroso y requetegüeno que está el tocoral. ¡Échame otro poquito en la totuma, compae! 
(Líquido cayendo) 
Gucacuco sentado: (Con voz de ebrio) Sírvase usted mismo, cuñao, que ya too me está dando vueltas.
Mapire tortuoso: Caraj con usted, cuñao, que no sabe ni bebé.
(Música indígena al fondo.)
Mapire tortuoso: Y en todavía bailan los muy condenados... (Con voz plácida) Y bonita que está la tarde... 
(Rumor de olas)
Mapire tortuoso: Y la mar parece como si juera a alborotarse... (Riéndose) Ya se cayeron dos más borrachos. (Admirativo) Mire que esta guarapitaes juerte... (Jactancioso) Pero lo que es a mi no me entra ni coquito... Déjeme echame otro lepe... 
(Líquido al caer.) (Oleaje.)
NARRADOR: Por el sur y sobre el mar avanzan tres carabelas. Son las naves de Don Cristóbal Colón, Almirante del mar océano. Luego de trasponer la Boca de Dragos se mueven hacia Tierra Firme, prestas s toparse con la costa Nororiental de Venezuela. A Don Cristóbal, según sospecha la marinería, le va patinando el coco. Padece de un delirio místico. Cree haber llegado al Paraíso Terrenal. A una isla de tres picos la bautiza Trinidad. Oteando hacia Venezuela exclama: 
Colón: (Mesiánico) Ésta es la tierra de Gracia.
NARRADOR: Y refiriendose a las dos corrientes impetuosas que hay entre Venezuela y Trinidad grita estentóreo:
Colón: (Místico) Y éste es El Eufrates y aquel El Tigris... 
Marinero: (Voz castiza) ¡Jolines con Don Cristóforo!  ¡Que ya está para tomar eléboro! 
Colón: (En éxtasis, dirigiéndose al timonel) Poned proa, buen hombre, hacia aquella ensenada poblada de bohíos.
NARRADOR: Las carabelas surcan las aguas en dirección al pueblo de Mapire tortuoso, quien, con ojos ebrios, mira sin ver hacia el espumante mar donde avanzan las naos de Colón.
(Música indígena y fiesta en tercer plazo.) 
NARRADOR: Una expresión de asombro se planta en su rostro. Se incorpora de la hamaca y se frota los ojos, sorprendido por los barcos con sus velamenes blancos alrededor d los tres palos. 
Mapire tortuoso: (Con asombro) ¡Valgame la cucarscha sagrada! ¿Qué guarandinga es aquélla? (Voz de alarma) Despiertese, cuñao. ¡Mireme aquello que viene por el mar! 
Guacuco sentado: (Ebrio y confuso) ¿Qué es lo que pasa?
Mapire tortuoso: (Aterrorizado) ¡Mire, cuñao, pa' allá! ¡Tres nubes llenas de palos!
Guacuco sentado: (Igualmente alarmado) ¡Carrizo! ¿Qué es aquello? Demos la alarma.
Indios (A dúo): ¡Epa! Oigan ¡Miren pa' allá...! Contra nosotros vienen tres nubes cargadas de palos.
(Algarabía, cesa la música, oleaje.) 
NARRADOR: Los indios se tranquilizaron al percatarse de que no eran mas que grandes canoas con velas. Desembarcaron los españoles. Los indios obsequiosos les brindaron pescado y aguardiente. La codicia de los peninsulares, sin embargo, se despertó ante los collares y pulseras de oro. Un español le dice a Guacuco sentado, ofreciéndole un espejito.
Voz castiza: Oye guapo, te cambio esto por aquello.
Guacuco sentado: Vengase pa' acá aquí tiene su coroto, deme el mio.
Voz castiza: (Jactancioso y burlón) Mira que son memos estos indios y que cambiar ese collar de mil ducados cuando menos por esa chuchería.
(Risas españolas.)
Guacuco sentado: (Dirigiéndose a Mapire tortuoso con voz de jubilo) Mire, compae, lo que me dio el gafo ese por el collar de las piedras amarillas... 
Mapire tortuoso: (Riéndose a carcajadas) Es que el camino del pistolo huele a melón... Dejame a mi también coge mi parte... (Alzando la voz) Ah, café chivo! Te cambio estas piedritas por esa lancita dura...
Voz castiza: (Condescendiente) claro que si, hijo, aquí tienes. Y tienes mas te lo cambio por esto que llaman cuchillo.
NARRADOR: La codicia ante la posibilidad de engaño se desbocó no sólo por parte de los descubridores sino de los indios.
(Voces indígenas y españolas en pleno trueque.)
Voces múltiples: ¡A mí primero!... ¡Toma, indio, este abanico!... ¡Te doy lágrimas del mar!... ¡Que tontos son!... ¡No abuse, cuñao; no ve que son gafos de nacimiento!
AUTOR: Hasta tarde departieron españoles e indígenas. Al anochecer, el piache de la tribu hizo tres nudos grandes y uno chico, que en su lenguaje de cronista quería decir: "Hoy llegaron al pueblo tres canoas grandes. Nada más de particular." Y así Venezuela descubrió a los europeos. 

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